A ti, de mí.
A ti, que eres veneno y antídoto,
que me matas lentamente y a la vez me curas. A ti, que te quiero como si
llevara toda una vida haciéndolo, que me daña verte pero más daño me hace
dejarte marchar. A ti, que para olvidarte van a tener que barrer demasiados
recuerdos y para recordarte me basta con mirarme al espejo. A ti, que me has
arrasado y ni siquiera eres consciente de ello, que das un paso al frente y al
segundo retrocedes dos.
De mí, que me desespero una y
otra vez por no poder controlar mis sentimientos, que pienso en decirte adiós y
al instante me arrepiento. De mí, alguien que tenía las ideas claras hasta que
te conoció, que estuvo en lo alto de la cúspide hasta que le diste una patada. De
mí, que habría hecho todo por ti a pesar de que tú no por mí, que no deseo nada
más que poner fin a esto. De mí, que echo de menos aquel vago recuerdo que nos
une, y cada vez que cierro los ojos te tengo frente a mí.