La ansiedad, la angustia y la tristeza me han invadido por completo. Y es que nadar entre la incertidumbre nunca se me ha dado bien, me estoy ahogando.
A esa niña enamoradiza que parecía que se había ido: seguías ahí, estabas bien escondida. Ya puedes volver a encerrarte y no salir más. Cada vez que lo haces me desestabilizas.