domingo, 8 de octubre de 2017

Un trayecto y tú

Al verlo allí, sentado, su mente se apoderó del tiempo, pensando en la posibilidad de detenerlo y apreciar aquella imagen que veía sus ojos por unos minutos más, tal vez horas. Él alzó la mirada y ambas se encontraron. Meditó la opción de acercarse, y hacer el amago de conocerlo y preguntarle por su día, su ánimo. Quizás él pensara lo mismo de ella, o simplemente no. Pero el tiempo no espera; pasa, y este no se inmoviliza, sino que continúa, mientras ella seguía ahí, analizando la idea de un encuentro.
Una parada. El metro estaba vacío. Se quedó sola. Hasta siempre.


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