Solo un invierno fue necesario
para encender la llama de ambos y descubrir que habíamos encontrado a alguien
que nos saciaba el alma, y tan solo un verano nos hizo saber que estábamos
hechos el uno para el otro. La vuelta del otoño arrasó con todo devolviéndonos
a la realidad, cada cual tenía una vida a la que regresar que nos obligaba a
desprendernos del otro.
Ahora solo siento vacío.
No te olvidaré, no me olvidarás.
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