Nathan seguía esperando que Mía apareciera en cualquier momento de vuelta, con él, aunque poco a poco se trataba de convencer de que aquello no sucedería. Había tenido cierta obsesión con aquel pensamiento, día tras día había pensado en ella. Leyó y releyó una y mil veces aquella carta. Si la hubiese leído antes de subir al avión habría corrido tras ella, él mismo se habría encargado de sacarla de la iglesia. ¿Qué habría pasado con Mía? ¿Qué idea loca se le pasó por la cabeza que la hizo desaparecer del mapa? Parecía no haber existido jamás. Su fantasma se colaba en los pensamientos de Nathan para atormentarlo noche tras noche. Iba a perder la cordura a ese paso.
jueves, 10 de abril de 2025
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